La importancia de los sistemas eléctricos en un hospital

En un hospital, son centros de alta complejidad donde confluyen tecnologías avanzadas, profesionales altamente cualificados y pacientes que requieren atención critica en todo momento.  Para que todo este engranaje funcione correctamente, hay un elemento que resulta absolutamente esencial: la energía eléctrica. Desde los quirófanos hasta las salas de diagnóstico por imagen, pasando por las unidades de cuidados intensivos (UCI), las habitaciones de hospitalización y los sistemas informáticos, cada espacio depende de un suministro eléctrico continuo, seguro y de calidad.

 

La importancia de los sistemas eléctricos en un hospital. A diferencia de otros edificios, un fallo eléctrico en un hospital puede tener consecuencias importantes.

 

 

El riesgo real de una interrupción eléctrica

A diferencia de otros edificios, un fallo eléctrico en un hospital puede tener consecuencias importantes. Un corte de luz, incluso de pocos segundos, puede dejar fuera de servicio equipos de soporte vital, interrumpir una cirugía en curso o causar la pérdida de información crítica del historial clínico de un paciente. Desde una unidad de cuidados intensivos hasta una sala de rayos X, la energía eléctrica es el pilar silencioso que mantiene todo en marcha.

Los sistemas eléctricos deben diseñarse considerando la naturaleza y uso de cada área. No es lo mismo una sala de espera que un quirófano. Las áreas críticas como quirófanos, UCI, laboratorios de análisis o salas de imagen médica deben estar conectadas a sistemas redundantes que aseguren su funcionamiento ininterrumpido. Además, es obligatorio cumplir con normas técnicas como la ITC-BT-38 o la UNE 20460-7-710, que regulan los requerimientos específicos para locales médicos en España.

 

 

¿Qué componentes tiene una instalación eléctrica hospitalaria?

Las instalaciones eléctricas en hospitales incluyen muchos elementos especializados. Entre ellos se encuentran: cuadros de distribución principal, sistemas de alimentación ininterrumpida (UPS), generadores de emergencia, sistemas de puesta a tierra aislada (IPS), y sistemas de protección contra sobretensiones. Todos trabajan en conjunto para garantizar la continuidad del suministro, la calidad de la energía y la seguridad de pacientes y personal.

 

Los sistemas eléctricos deben diseñarse considerando la naturaleza y uso de cada área. No es lo mismo una sala de espera que un quirófano.

 

1. Sistemas de alimentación ininterrumpida (UPS)

Los UPS son dispositivos clave en los hospitales. Funcionan como una batería de respaldo instantánea: si se produce un fallo en la red eléctrica, el UPS se activa de inmediato para mantener encendidos los equipos hasta que entren en funcionamiento los generadores. Además, regulan la tensión y protegen los equipos frente a fluctuaciones o picos de corriente, algo vital para el funcionamiento de dispositivos delicados como escáneres, monitores o respiradores.

2. Generadores de emergencia: el respaldo de última instancia

Aunque los UPS permiten continuar durante los primeros segundos tras un fallo eléctrico, los hospitales deben contar también con generadores de emergencia capaces de alimentar las zonas críticas durante horas. Estos generadores arrancan automáticamente tras detectar una caída de tensión prolongada, y están preparados para alimentar quirófanos, UCI, sistemas de climatización, ascensores y más.

Un ejemplo reciente que puso a prueba estos sistemas ocurrió en abril de 2025, cuando la península ibérica sufrió un apagón masivo que se extendió durante varias horas. A pesar de la magnitud del evento, la respuesta de muchos centros hospitalarios fue ejemplar. Gracias a la activación automática de los generadores, la mayoría de los hospitales pudieron continuar su actividad con un nivel de atención elevado, aunque adaptado a la situación de emergencia. Si bien no se pudo mantener el 100 % de los servicios operativos, la atención médica prioritaria no se vio comprometida, demostrando la eficacia y necesidad de contar con infraestructuras eléctricas de respaldo robustas y bien mantenidas.

3. Sistemas de puesta a tierra e instalaciones aisladas.

En áreas como quirófanos, se exige un sistema especial de aislamiento eléctrico para evitar que corrientes de fuga pasen al cuerpo del paciente. Este tipo de sistema se denomina IPS (Isolated Power System) y garantiza tanto la seguridad como la continuidad eléctrica. Además, los quirófanos deben contar con monitorización de aislamiento y alarmas que alerten de cualquier fallo en tiempo real.

4. Monitorización y eficiencia energética

Un hospital moderno también debe ser eficiente energéticamente. Para ello, se utilizan sistemas de gestión energética que permiten conocer en tiempo real el consumo por áreas, detectar anomalías o sobregastos y optimizar el uso de recursos. En muchos centros ya se está implementando inteligencia artificial para predecir consumos, anticipar picos de demanda y gestionar el clima, la iluminación o la energía renovable de forma automática.

 

 

Normativas eléctricas aplicables en hospitales 

En España, las instalaciones eléctricas hospitalarias deben cumplir con el Reglamento Electrotécnico de Baja Tensión (REBT) y sus instrucciones técnicas complementarias. La ITC-BT-38 regula específicamente los quirófanos, mientras que otras normativas como la UNE 20460-7-710 o la IEC 60364-7-710 (a nivel internacional) establecen criterios para locales médicos. Además, el Código Técnico de la Edificación (CTE) regula la protección frente a rayos y la seguridad estructural de las instalaciones.

Un hospital bien diseñado desde el punto de vista eléctrico incorpora redundancia en todos sus niveles. Esto implica disponer de fuentes de energía alternativas, dobles cuadros de distribución y canalizaciones separadas. También se implementan estrategias de mantenimiento predictivo y vigilancia continua mediante sensores y sistemas SCADA, lo que permite actuar antes de que ocurra un fallo.

 

 

 

Casos reales de fallos eléctricos en hospitales 

Hay múltiples ejemplos documentados de las graves consecuencias de un corte de energía en un entorno sanitario. En algunos hospitales, se han interrumpido cirugías por apagones, obligando a realizar ventilación manual o a usar luz de teléfonos móviles. En otros casos, se han producido lesiones por electrocauterios mal aislados o fallos de equipos sensibles por picos de tensión. Estos incidentes demuestran la importancia de contar con instalaciones seguras y modernas.

Invertir en una instalación eléctrica hospitalaria de alta calidad aporta beneficios medibles:

  • Mayor seguridad para el paciente: soporte vital y equipos críticos funcionando sin interrupción.
  • Continuidad operativa: sin pérdidas de datos, sin cirugías canceladas, sin interrupciones imprevistas.
  • Cumplimiento normativo: evita sanciones, inspecciones fallidas y mejora la reputación del centro.
  • Reducción de costes a largo plazo: un sistema eficiente y monitorizado reduce el consumo y la huella de carbono.
  • Mejora de imagen y confianza: pacientes y profesionales se sienten seguros en un entorno tecnológicamente preparado.

 

 

 

Hospitales sostenibles y energéticamente eficientes

En la actualidad, muchos hospitales están apostando por sistemas sostenibles. La integración de energía solar fotovoltaica, baterías de almacenamiento, iluminación LED inteligente y control automatizado del clima ha demostrado reducir el consumo eléctrico hasta en un 20 %. Estas mejoras no solo suponen un ahorro económico, sino también una reducción significativa del impacto ambiental del edificio.

La evolución tecnológica está llevando a los hospitales hacia una nueva era: la de los hospitales inteligentes. En ellos, todos los sistemas (eléctricos, médicos, informáticos y logísticos) están interconectados, lo que permite una gestión en tiempo real más eficiente, segura y sostenible. La instalación eléctrica pasa de ser una red pasiva para convertirse en un sistema dinámico, capaz de adaptarse a las necesidades del hospital, anticiparse a las averías y responder de forma autónoma a situaciones de emergencia.

La electricidad en un hospital es un pilar esencial para la vida. Sin energía no hay diagnóstico, tratamiento ni recuperación posible. Una instalación eléctrica adecuada garantiza que los profesionales puedan trabajar con tranquilidad, que los pacientes reciban la mejor atención posible y que el centro sanitario cumpla su función social y médica con eficiencia y responsabilidad.

 

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